Prólogo
Un día el mundo dejó de funcionar.
Como un reloj que ya no cambia de hora o un canto que ya nadie escucha, el mundo, un día se hizo desierto.
Desde ese día todos se olvidaron de la brisa del mar y el aroma del bosque. Unos pocos recordaban todavía la felicidad de leer un libro bajo la sombra de un árbol o la intensidad del aroma de una flor, pero a nadie le gustaba pensar en la felicidad porque, como todos saben, siempre está dos pasos más lejos que el horizonte.
A mí me llaman Cardón, Señor Cardón, y soy una clase de cactus que anda siempre con los brazos en alto. ¿Y por qué los tengo siempre en alto? Porque estoy todo lleno de espinas y si abrazara a alguien lo dejaría como a un puercoespín. Pero nunca tuve que preocuparme por eso porque, a decir verdad, nunca tuve a quién abrazar: en el desierto no hay lugar para los amigos…
Aunque en realidad podría decirse que no estuve solo todo este tiempo. Desde que el mundo es desierto y tal vez desde antes tengo la compañía de un montículo de piedras llamado Pierre que no es en realidad una verdadera compañía porque siempre está de mal humor y raras veces me dirige la palabra. Muchos dicen que así son las piedras, pero sólo conozco a Pierre y sé que en el fondo es buena gente;un extraño compañero para una aventura que cambió por completo nuestras vidas.
Gracias Daniela!
ResponderEliminares un placer encontrarte por mi blog.
el tuyo me ha parecido muy interesante, descubres librerías maravillosas!
que tengas un feliz día :)
Gracias Misako, tu Blog me gustó mucho!, y gracias por tu comentario, un beso!
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